sábado, 31 de diciembre de 2016

Ruy Belo (1933/1978 )

Empleo y desempleo del poeta


 Dejad que en sus manos crezca el poema
         como el sonido del avión en el cielo sin nubes
o en el sordo verano las mañanas de domingo
No le digais que es mano de obra y además
que el tiempo no está para la poesía

Publicar versos en periódicos que tiran millares
tal vez hasta algunos millones de ejemplares
¿habrá algo que se le compare?
Grandes mujeres como semíramis
publia hortênsia de castro o victoria colonna
todas aquellas que más íntimamente murieron
no hicieron tanto por inmortalizarse

Oh qué agradable es ver a un poeta en ejercicio
llegar incluso a hacer versos por encargo
versos que al leerlos el más astuto crítico en vano buscaría
quién evitase la guerra mayúsculas-minúsculas mejor
Bastante más que la armonía entre los hermanos
El poeta en ejercicio es como aceite precioso derramado
en la cabeza y en la barba de Aarón

Llorad profesionales de la caridad
por el pobre poeta retirado
que ya no sabe a donde ir a buscar los versos
oh que largos son para él los días

ni sabe donde poner las manos


("antonio miranda", trad. xosé lois garcía)

viernes, 30 de diciembre de 2016

Enriqueta Ochoa (1928/2008 )

Estos templos que somos


Ahora sé por qué me mantuviste en cautiverio
calcinándome bajo el ojo sin párpado del desierto.
Por qué soltaste dentro de mi cabeza
un viento oscuro que azotaba, soplando sin descanso;
por qué pusiste por nervios, en mi cuerpo,
esta red enfermiza de cristales;
por qué me fuiste haciendo mínima:
pasita seca en el corazón de la miseria.
Y por qué hoy,
justo antes de partir,
levantas mi castigo
y rompes el sello que invalidaba mi lengua.
Ha sido para que mi esencia encontrara en ti
su fuente de contacto,
para que aprendiera a beberme el mar
en una sola de tus lágrimas,
para que en el dolor te conociera
al conocer la dimensión del hombre
y pudieran, a través de mis labios,
transminar su agua todos los muros
de estos templos que somos, sin saberlo.


("bajo el oro pequeño de los trigos", ed. uach, méxico, 1984)

jueves, 29 de diciembre de 2016

Karmelo C. Iribarren (1959 )

La mujer de mis sueños


En todas las ciudades  que he pisado
 me ha parecido verte:

un autobús que arranca
y que no cojo,
o un ascensor cerrándose,
o doblando una esquina hacia
la noche,
o al fondo,
entre humo y voces,
de un bar de madrugada...

En cualquier sitio, siempre,
tu imagen que aparece

y desaparece.


("no me quites paz")

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Ingrid Bringas (1985 )

Hospital general


Cada dolor habla, tiene un lenguaje propio
el del miedo, habla con las líneas de las manos y la suerte rancia
un cuerpo habla ¡ay!

la sangre se afila abriéndome lentamente
hubo una noche de aire quemado-golpeando todos los males del mundo
el problema con la muerte es su mala elección

elige al perro a la abuela al amigo
cada parte guarda un secreto-palabras y huesos
cada dolor habla con una dentadura postiza

la muerte nos habita como una casa
solo responde a la necesidad de estar solo

de mirarnos al espejo y ver como se nos caen  los pétalos.


("periódico de poesía")

martes, 27 de diciembre de 2016

Mascha Káleko (1907/1975 )

Los primeros años


Abandonada
por la noche me lancé
a una barca
y alcancé una orilla.
Contra la lluvia, me apoyé en las nubes.
Contra el viento airado, en colina de arena.
No se podía confiar en nada,
sólo en la sorpresa.
Comí las frutas florecientes de la añoranza,
bebí del agua que da sed.
Extranjera, muda en regiones extrañas,
me helé de frío en los años lúgubres.

Como patria me elegí el amor.


("cómo cantaba mayo en la noche" y "emma gunst", trad. inmaculada moreno)

lunes, 26 de diciembre de 2016

Inger Christensen (1935/2009 )

Alfabeto



4
las palomas existen; los soñadores, las muñecas
los asesinos existen; las palomas, las palomas;
niebla, dioxina y días; los días
existen; los días la muerte; y los poemas
existen; los poemas, los días, la muerte

5
el otoño existe; el regusto y la reflexión
existen; y el lugar retirado existe; los ángeles,
las viudas y el alce existen; las particularidades
existen, el recuerdo, la luz del recuerdo;
y el resplandor crepuscular existe, el roble y el olmo
existen, y el enebro, la semejanza, la soledad
existen; y el éider y la araña existen,
y el vinagre existe, y la posteridad, la posteridad

6
la garza real existe, con su abovedada espalda
gris azulada existe, con su negro copete
y sus claras plumas caudales existe; en colonias
existe; en el llamado Viejo Mundo;
también los peces existen; y el águila pescadora, la
perdiz nival
el halcón; la poa común y los colores de las ovejas;
los productos de la fisión existen y la higuera existe;
los errores existen, los gruesos, los sistemáticos,
los fortuitos; el control remoto existe y los pájaros;
y los árboles frutales existen y las frutas en el huerto donde
los albaricoqueros existen, los albaricoqueros existen
en países donde el calor producirá precisamente
el color de la carne que tienen los albaricoques

7
las fronteras existen, las calles, el olvido
y hierba y pepinos y cabras y retama,
el entusiasmo existe, las fronteras existen;
las ramas existen, el viento que las levanta
existe y el dibujo único de las ramas
justo del árbol que se llama roble existe,
justo del árbol que se llama fresno, abedul,
el cedro existe y el dibujo repetido
existe, en la gravilla del sendero del jardín; existe
también el llanto, y el epilobio y la artemisa existen,
los rehenes, el ánsar común, las crías del ánsar.

Y los fusiles existen, un misterioso jardín trasero,
Asilvestrado, yermo y adornado sólo con grosellas,
Los fusiles existen: en mitad del iluminado
Gueto químico existen los fusiles,
Con su anticuada, pacífica precisión existen

Los fusiles, y las plañideras existen, saciadas
Como lechuzas voraces, el lugar del crimen existe;
El lugar del crimen, somnoliento, normal y abstracto,
Bañado en una luz encalada, abandonada,
Este poema venenoso, blanco, que está desintegrándose

8
Los susurros existen, los susurros existen,
El otoño, la historia existen y el cometa

Halley; los ejércitos, las hordas
Los generales, las cuevas, y dentro de las cuevas
La penumbra, dentro de la penumbra a veces

Las liebres, a veces el follaje delante de las cuevas donde
Los helechos existen; y zarzamoras, zarzamoras,
A veces las liebres escondidas bajo el follaje

Y los jardines existen, el arte de la jardinería, las pálidas
Flores del saúco inmóviles como un himno
Efervescente; y la media luna existe, la media seda;
Toda la niebla heliocéntrica que ha soñado
Estos cerebros entregados, su suerte; y la piel,
La piel y las casas existen, y el Hades que
Realoja al caballo y al perro y las sombras
De la gloria, la esperanza; y el río de la venganza, granizo
Bajo el cielo de piedra, existe, las nieblas del sueño de la
Hortensia, blancas, luminosamente luminosas
Azules o verdosas, a veces rojos pálido, algunas
Lascas estériles existen; y bajo la inclinación
De la bóveda celeste Armagedón, el veneno,
La susurrante arpa del helicóptero del veneno sobre zurrón,
Vísceras de gallina y lino; zurrón de pastor, vísceras de gallina
Y lino, esta última escritura hermética,
Que por lo demás sólo la escriben los niños; y el trigo,
El trigo en los trigales existe, la vertiginosa
Ciencia horizontal del trigal, el período de semidesintegración
Hambrunas y miel; y en lo más profundo del corazón
Como siempre sólo en lo más profundo del corazón
Las raíces del avellano, el avellano plantado
En la montaña del corazón, robusto y sobrio,
Un día laborable acumulado de las jerarquías angélicas;
Rápida, jacíntica en su descomposición la vida,

Así en la tierra como en el cielo


("otra iglesia es imposible", trad. francisco j. uriz)

domingo, 25 de diciembre de 2016

Uriel Martínez (1950 )

Aquí


Aquí nunca hubo playa
si hubo olas fueron de piedra
si volaron alados eran de viento;
pero mares mares, nunca
Aquí caía la noche sin darnos
cuenta, se veía a oscuras
y no nos extrañaba;
todo era así, uniforme
Armonioso el sol, armonioso
el día, oscuro el cristal
con que se veía la lluvia,
todo, todo opaco.
Cuando el viento apagaba
velas, teas, quinqués,
nadie echaba de menos
las sombras proyectadas
en paredes de murciélagos,
los llantos de niños recortados,
los pasos del sueño;
no había planes
desconocimos el después,
el antes, el había una vez,
nunca se tuvo sueños,

no despertamos.


(en muro del autor)

sábado, 24 de diciembre de 2016

Joan Margarit (1938 )

Saturno


Destrozaste mis libros de poemas.
Los lanzaste después por la ventana.
Las páginas, extrañas mariposas,
planeaban encima de la gente.
No sé si ahora nos entenderíamos,
viejos, exhaustos y decepcionados.
Seguramente no. Mejor dejarlo así.
Querías devorarme. Yo, matarte.

Yo, el hijo que tuviste en plena guerra.


("página oficial")

viernes, 23 de diciembre de 2016

Rogelio Guedea (1974 )

Ella es yo


Porque te conozco
porque adivino a qué horas
en qué rincón

porque te descubro leyendo las cartas
tristes que te envío
los besos al mayoreo
los regaños que firmas con tu nombre

porque entiendo que no gustas de lavar
un calcetín
y no de salir en las mañanas a comprar
para el almuerzo
el pan de ausencia que habrá de consolarte

porque un botón de la camisa que me pongo
a diario
de la única camisa de hombre bueno
que me queda
te hace llorar hasta el fondo de mí
y me hiere

porque estás conmigo
y sé lo que tú eres


me conozco.


("no me quites paz")

jueves, 22 de diciembre de 2016

Circe Maia (1932 )

Blusa


A veces puede el pensamiento apoyarse
fuertemente sobre un objeto sin importancia -
esa blusa colgada fuera, por ejemplo, como quién
apoya la punta de un compás y gira luego. Mira
la blusa: ya debe estar casi seca, por la forma en
que el viento sacude las mangas. Toda clase de
gestos aparecen ahora esbozados: abrazos,
saludos, despedidas.

Más tal vez: los gestos desesperados parecen
sugerir un deseo de soltarse, de volar libremente
sobre las azoteas entregándose al viento. Pero ahí
está la hipocresía del objeto comediante, que se
sabe seguro, bien sostenido por los dos palillos
en los hombros. Puede entonces fingir esos
arrebatos, esos místicos vuelos.
Lo que no ha sido calculado es el momento-
ya cercano- en que subirían los pasos por la
escalera oscura, se abrirá la puerta de la azotea y
la blusa será descolgada, doblada y guardada en

cajón inmóvil.


("otra iglesia es imposible")

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Carlos Pellicer (1897/1977 )

Agua crepuscular, agua sedienta...


Agua crepuscular, agua sedienta,
se te van como sílabas los pájaros tardíos.
Meciéndose en los álamos el viento te descuentan
la dicha de tus ojos bebiéndose en los míos.

Alié mi pensamiento a tus goces sombríos
y gusté la dulzura de tus palabras lentas.
Tú alargaste crepúsculos en mis manos sedientas:
yo devoré en el pan tus trágicos estíos.

Mis manos quedarán húmedas de tu seno.
De mis obstinaciones te quedará el veneno,
flotante flor de angustia que bautizó el destino.

De nuestros dos silencios ha de brotar un día
el agua luminosa que dé un azul divino

al fondo de cipreses de tu alma y de la mía.


("no me quites paz")

martes, 20 de diciembre de 2016

Elías Nandino (1900/1993 )

Nocturno


Cada mañana, al despertar, resucitamos;
porque al dormir morimos unas horas
en que, libres del cuerpo, recobramos
la vida espiritual que antes tuvimos
cuando aún no habitábamos la carne
que ahora nos define y nos limita,
y éramos, sin ser, misterio puro
en el ritmo total del Universo.

Porque al dormir morimos sin saberlo;
nos vamos al espacio en ágil vuelo
sin perder la unidad que nos integra,
y somos como somos: idénticos, sin cambio,
extensos y desnudos
como el azul en el temblor del aire.
No extrañamos el cuerpo; no sufrimos
la ausencia de la piel que nos cobija;
somos como antes de nacer: etéreos,
vivos en plenitud de firmamento
y penetrantes como luz en sombras.

Y nadie, cuando duerme, acaso piense
que yace en los dominios de la muerte:
porque el cansancio, apenas agonía,
nos borra la razón,
desciende con ternura nuestros párpados,
apaga nuestros ojos,
anestesia la carne y nos separa de ella
para dejarnos vivos en el sueño.

Y esta costumbre de morir a diario,
sin dolor, sin sorpresa,
natural como el agua
que se deja atraer por el declive,
no nos deja pensar que es una muerte
cada vez que dormimos,
y que, de cada muerte transitoria,
aprende nuestro ser

la verdad de morir su muerte eterna.


("no me quites paz")

lunes, 19 de diciembre de 2016

Eugénio de Andrade (1923/2005 )

Un amigo es a veces un desierto



Un amigo es a veces el desierto,
otras el agua.
Despréndete del ínfimo rumor
de agosto; no siempre
un cuerpo es el lugar de la furtiva
luz desnuda, de cargados
limoneros de pájaros
y el verano en el pelo;
en el follaje oscuro del sueño
es donde brilla
la piel mojada,
la floración difícil de la lengua.
Lo cierto es la palabra.


("no me quites paz", versión de aníbal núñez)

domingo, 18 de diciembre de 2016

Alfonso Brezmes (1966 )

       No eches la culpa...


      No eches la culpa al polen de tus lágrimas.
      Todos los mares están mágicamente conectados
      a una misteriosa maquinaria que nutre nuestros ojos
      y, por un antiguo mecanismo de condensación,
      logra que llorar sea un asunto geográfico.
      No eches la culpa al polen de tus lágrimas:
      estudia física, y química, y anatomía, conócete
      de una vez por todas a ti mismo y, sólo después,
      llora, llora fuerte y abundantemente
      todo eso que, tras lo que ahora ya sabes,

      sigue sin tener explicación.


     ("no me quites paz")

sábado, 17 de diciembre de 2016

Abigael Bohórquez (1936/1995 )

Y digo entonces...


Y digo entonces
para no estar tan solo,
que ésta es mi voz,
no otra;
la que se duerme en ti:
soledad en mi casa
de terrestre ceniza y flor remota;
y desde ti me nombro
puerta quemada, ojo
que el amor se ha comido,
topacio de la oscura violencia,
mordedura del hombre donde, acaso,
estuvo alguna vez el paraíso.
Y digo entonces que no es
mi voz;
que es otra: ésta;
porque pensar en ti
es un poco pensar en todo
lo que ha precedido,
en todo lo que vendrá después
y en lo que no será nunca
y estoy triste
por todo esto demasiado tarde
o demasiado temprano;
y digo que estaré esperando,
aún sin esperanzas,
de regreso de todo,
hasta de ti,
aunque ni a ti te importe
y no escuches.


("no me quites paz")

viernes, 16 de diciembre de 2016

Luis Alberto Arellano (1976/2016 )

Efecto nocturno


No mire a sus espaldas/ no hay nadie

No camine a sus espaldas/ no hay nadie

No entienda las voces a sus espaldas/ no hay nadie

No finja conocer el barrio a sus espaldas/ es de Nadie

No mire de frente a los hombres a sus espaldas/ se llaman
Nadie

No esconda sus plumas en el puño cerrado a sus espaldas/ el
muro es de Nadie

No escriba su nombre completo a sus espaldas/ es lectura de
Nadie

No escuche consejos de viajeros a sus espaldas/ es tierra
de Nadie

No pague con billetes en público a sus espaldas/ nada es el
valor de Nadie

No vaya a lugares públicos a sus espaldas/ el festejo es de
Nadie

No se quede en casa sólo a sus espaldas/ lo visitará Nadie

No encienda aparatos electrónicos durante el despegue a sus
espaldas/ el vuelo lo pilota Nadie

No recline su asiento antes de que se encienda la luz roja
a sus espaldas/ caemos por culpa de Nadie

No registre su teléfono a sus espaldas/ es trabajo de Nadie

No espera detrás de la puerta a sus espaldas/ la escucha es
para favorecer a Nadie

No intente esto en casa a sus espaldas/ usted vive en casa
de Nadie

No discuta cuando le pidan sus objetos de valor a sus
espaldas/ Todo pertenece a Nadie

No exponga a sus hijos al fuego a sus espaldas/ la materia
es porosa como Nadie

No se deje al alcance de los niños a sus espaldas/ la
precaución es objeto de estudio de Nadie

No conteste el teléfono a cualquiera a sus espaldas/ su
posición en el mapa es saber de Nadie

No camine por calles sin iluminación a sus espaldas/ la
oscuridad es premisa de Nadie

No finja que sabe la respuesta a sus espaldas/ la pregunta
la formula Nadie

No negocie con terroristas a sus espaldas/ no tiene permiso

de Nadie


("bonzo", pdf)

jueves, 15 de diciembre de 2016

Abdulla Pashew (1946 )

Si vuelvo una vez más



Si vuelvo una vez más,
por las mañanas,
festejaré en los campos exuberantes como un cordero
masticaré una brizna de hierba amarga
y humedeceré mis pies en el rocío hasta que me caiga.

Si vuelvo una vez más,
subiré a los nogales,
como una ardilla.
Como una nube baja,
iré a la deriva sobre verdes prados.
Como un sauce triste,
¿debería inclinarme por arroyos,
tocando con ternura las piedras en sus bancos?
Oh, ¿sólo para volver una vez más?

Si vuelvo una vez más,
Con ojos asombrados observaré
cómo las cabezas de maíz amarillean;
cómo maduran las manzanas y las granadas,
cómo los pájaros hacen sus nidos;
cómo los jóvenes aprenden a volar;
cómo las golondrinas migrantes
se sientan en fila en los cables de telégrafo;
¡donde se originan los arroyos
y a donde ellos fluyen!

Si vuelvo una vez más,
beberé un sorbo de agua
en el seno de cada primavera
para hacerlas a todas mis madres.
En cada cueva
pondré mi cabeza sobre una piedra cada noche
para hacerlas a todas mis cunas.

Si vuelvo una vez más,
traeré lenguas de fuego
a aquellos que no pueden hablar.
Traeré alas de fuego
a las aves que no pueden volar.

Si vuelvo una vez más,
no permitiré a los jóvenes romper las flores
para colocarlas en floreros muertos.

Les enseñaré cómo colocarlas
en los pechos de sus amantes
antes de abrazarlas.

Si vuelvo una vez más,
celebraré los cumpleaños de los niños
que no han conocido celebraciones.
En lugar de velas,
quemaré mis dedos,
quemaré las pupilas de mis ojos,
quemaré el más joven de mis versos.

Si vuelvo una vez más,
me inclinaré sobre cualquier cuna.
Cumpliré mi palabra:
¡Ah, niños, si tan solo regreso una vez más!


("periódico de poesía", trad. moshen emadi y arturo loera)

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Sherko Bikas (1940/2013 )

Separación



Si quitas las flores de mis poemas
Una de mis cuatro estaciones morirá
Si les quitas el viento,
Dos temporadas morirán
Si quitas el pan,
Tres temporadas van a morir
Si les quitas la libertad

Todo el año va a morir y yo también.


("periódico de poesía", trad. mohsen emadi y arturo loera)

martes, 13 de diciembre de 2016

Edmond Jabès (1912/1991 )

Soy un silencioso



Soy un silencioso. Me pregunto, gracias a la distancia que tomo, ahora, de mi vida, si este gusto pronunciado por el silencio no tiene su origen en la dificultad que, desde siempre, fue mía, la de sentirme de algún lugar.
Antes de conocer el desierto, sabía que era mi universo. Sólo la arena puede acompañar una palabra muda hasta el horizonte.
Escribir sobre la arena, a la escucha de una voz de otro tiempo, abolidos los límites. Voz violenta del viento o, inmóvil, del aire, esta voz le sostiene la mirada. Le anuncia lo que lo agrede o aplasta. Voz de las abisales profundidades de las que usted sólo es el ruido ininteligible; la sonora o inaudible presencia.
Si le hiciera falta una imagen a la Nada, la arena nos la procuraría.


Polvo de nuestras ataduras. Desierto de nuestros destinos.


("life vest under your seat", s/c al traductor)

lunes, 12 de diciembre de 2016

Andrés Eloy Blanco (1897/1955 )

Cuántas estrellas tiene el cielo?



La última noche que pasamos juntos,
lo preguntó:
-Cuántas estrellas tiene el cielo?
-Trescientas cincuenta mil.
-A que no?
-A que sí?



-Cállate. Esta noche
no quiero que preguntes esas cosas.
Esta noche, si quieres preguntar
cuántas estrellas tiene el cielo,
o cualquier otra cosa,
pregunta algo así como: me quieres?
tienes frío? quién dice que tiene hambre?



Esta noche, pregunta algo que sea
contestado en el mundo sin palabras.
Interroga con toda tu sangre
algo en que toda la vida del mundo
esté preguntando,
algo así como: quién llora?
hace falta algo?



Y verás como todo hace falta
y sabrás cuántas estrellas tiene el cielo
cuando sepas que el cielo tiene una sola estrella
para cada momento,
porque con una que se pierda

dará un paso de sombra la luz del Universo.


("rua das pretas")

domingo, 11 de diciembre de 2016

Uriel Martínez (1950 )

Cómo me hice hermafrodita

                                    

a.
Yo no sé cómo. Un día me senté a escribir tiradas de líneas separadas como mi respiración, quebradas por mis balbuceos. Cuando hube terminado vi destellos como las plumas encrespadas de los gallos de pelea, eran plumas, juraría, tornasol. No sé qué descubrí primero, si mis primerizas inquietudes sexuales -con la aparición de los tempranos pelos del pubis, en axilas o labio superior-, o esa forma elemental y primitiva de expresarme por escrito. En algún cuaderno olvidado, en algún cajón, en alguna caja de zapatos, en algún fólder  han de reposar los primeros escritos pasados por los rodillos de aquella Olivetti prestada -primero- y luego adquirida para llevar conmigo como un lunar, un tic, una posesión secreta.

b.
Uno va por la vida como quien va y vuelve por los corredores de la Preparatoria, por los callejones silenciosos de la noche, a la vera del alcohol, la mariguana, los estanques de aguas negras, el sexo inmediato y anónimo. De esos episodios semiclandestinos a veces se concretan perlas, diamantes o enfermedades de transmisión sexual (ETS) intuidas, procuradas, encontradas. Cuando agotamos la carga de diábolos, volteamos, en la feria, a ver las figuras de lámina caídas; hacemos un recuento callado de los patitos muertos: José, Juan, Ricardo, Raúl, Mauricio, fueron abatidos por la enfermedad o cualquier otra aventura procurada, asediada, hostigada, intuida. Deseada, sí, deseada.

c.
Un día me dijeron: asiste a los talleres del décimo piso de Rectoría; y fuí, en las vacaciones escolares. Hubo pruebas de fuego, vicios de escritura evidenciados, deficiencias de lenguaje, lecturas no realizadas. Ahí escuché por vez primera el nombre de un desconocido, Fernando Pessoa, luego vinieron sus heterónimos; después Huidobro, Girondo, Vallejo, los metafísicos ingleses, qué sé yo. Y volví a esos talleres una y otra vez, a los amigos, a la ciudad que me esperaba. Me inscribí en Letras Hispánicas, al tiempo que trabajaba medio día en alguna parte. En el taller de novela leí Orlando, que un día despierta trocado en el otro; descubrí la capacidad camaleónica del escritor, la voz andrógina del creador, el Cástor y el Pólux que habita en él.

d.
Ya no aspiraba a encontrar aquellas envolturas de chicles y caramelos que el niño pasaba por la flama y aparecía una leyenda, una frase, una profecía; ya no procuraría aquellos papelitos que el ave del Pajarero saca de una caja y la extiende con un destino, cualquier medio día de mercado. El "pájaro de la suerte" que ilumina la mañana por un rato. Me avoqué a la lectura de Contemporáneos. Aunque muchos años después, saqué de la cajita que me extendió la Santa Muerte plateada, una tira de papel cuidadosamente impresa: lo leí y lo guardé en la billetera.


[Inédito]

sábado, 10 de diciembre de 2016

Luis García Montero (1958 )

Canción presentimiento


Seguramente
nadie pudo decirnos
que la luz era un túnel sin salida,
que el sol era la sombra
y el mar un sentimiento de la piedra.

Seguramente nadie,
nadie quiso advertir en los periódicos
una flor que era invierno,
una ley que era espada
y esta nube, sospecha de la roca.

Así,
amaneció de negro el día blanco,
y la luna fue escombro
a las dos de la tarde,
cuando salió la víbora de los grandes desiertos
para buscar almohadas y conocer la nieve.

Y los años perdían la memoria,
y el desván se cerraba en las alas del águila,
y cada huella presentía el hielo,
y cada uno se aferró a su nombre
como a un leño en el mar,
navegando en la herida de una frase,
en las puestas de sol,
entre las cartas y los documentos.

Así, con la rutina
de las salas de urgencia,
vino el sapo viscoso de la lluvia,

y nos besó en la boca.


("life vest under your seat")

viernes, 9 de diciembre de 2016

José Hierro (1922/2002 )

El muerto


Aquel que ha sentido una vez en sus manos temblar la alegría
no podrá morir nunca.

Yo lo veo muy claro en mi noche completa.
Me costó muchos siglos de muerte poder comprenderlo,
muchos siglos de olvido y de sombra constante,
muchos siglos de darle mi cuerpo extinguido
a la hierba que encima de mí balancea su fresca verdura.
Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos,
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de los gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales.
(Yo una vez hice un ramo con ellas.
Puede ser que después arrojara las flores al agua,
puede ser que le diera las flores a un niño pequeño,
que llenara de flores alguna cabeza que ya no recuerdo,
que a mi madre llevara las flores:
yo quería poner primavera en sus manos.)

¡Será ya primavera allá arriba!
Pero yo que he sentido una vez en mis manos temblar la alegría
no podré morir nunca.
Pero yo que he tocado una vez las agudas agujas del pino
no podré morir nunca.
Morirán los que nunca jamás sorprendieron
aquel vago pasar de la loca alegría.
Pero yo que he tenido su tibia hermosura en mis manos
no podré morir nunca.


Aunque muera mi cuerpo, y no quede memoria de mí.


("ni un día sin poesía")

jueves, 8 de diciembre de 2016

Fabio Morábito (1955 )

Miro a esos dos...


Miro a esos dos de la mesa del fondo
y aunque no oigo lo que dicen,
por las caras que ponen,
por sus gestos,
por cómo cada uno escucha al otro
y asiente convencido
o lo interrumpe,
los envidio.
Quisiera unirme a ese fervor
que apenas necesita de palabras,
gesticular con ellos
sin el volumen de la voz,
como los veo de mi lugar;
dejar al fin brillar los labios,
comunicarnos con la sola mímica
y acalorarnos con el puro cuerpo.


("alguien de lava", conaculta-era, méx., 2002)

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Alfonsina Storni (1892/1938 )

Tentación


Afuera llueve; cae pesadamente el agua
que las gentes esquivan bajo abierto paraguas.
Al verlos enfilados se acaba mi sosiego,
me pesan las paredes y me seduce el riego
sobre la espalda libre. Mi antecesor, el hombre
que habitaba cavernas desprovisto de nombre,
se ha venido esta noche a tentarme sin duda,
porque, casta y desnuda,
me iría por los campos bajo la lluvia fina,

la cabellera alada como una golondrina.


("de sibilas y pitias")

martes, 6 de diciembre de 2016

Efraín Barquero (1931 )

La mesa servida


Si arrancas el cuchillo del centro de la mesa
y lo entierras en el muro a la altura del hombre,
estás maldiciendo el pan con su semilla,
estás profanando el cuchillo que usa tu padre
para rebanarse la mano, para que la sangre sea más pura.
Y los hijos se reconozcan. Y no se oculten de sus hermanos.
Sólo el padre la recibe en su cabeza desnuda
ensordecido por el trueno, encandilado por el relámpago.
La recibe como el anuncio de un hijo tardío
o como el signo de una pronta desgracia.

No es una mesa, es una piedra. Tócala en la noche.
Es helada como el espejo de la sangre
donde nadie está solo sino juzgado por su rostro.
Tócala y pídele que vuelva a ser ella misma
porque si no existiera, no podríamos tocar
el sol con una mano y la luna con la otra.
Y comeríamos a oscuras como los ratones el grano.

Es la vieja mesa que nadie pudo mover.
Sólo la luz de la estación la cambia de sitio.
O los nuevos convidados con su voz nunca oída.
Y el ausente la encuentra siempre donde mismo,
siempre dándole su rostro, nunca a sus espaldas.
Porque el hombre tiene la edad de su primer recuerdo.
Y el ausente crece al caminar hacia ella.

Si la mesa está puesta es que alguien va a venir.
¿No la ha visto servida en la casa más sola?
¿No la ha visto surgir de la oscuridad
iluminada sólo por el brillo de las copas
y el color de sal fresca de todas las mesas?
Y es más bella que en el día más esperado
porque la ves con los ojos de un niño que ha crecido
o de la vieja mujer que dispone las flores.

Huelen las casas amadas a la limpieza de su mesa
y está servida en esa espera agrupada del árbol
que nadie puede recordar ni tampoco olvidar
porque todo lo que existe nació a la misma hora.
Y en el punto invisible que guía a las abejas
han puesto el pan y el vino a nuestro alcance.
Para que siempre te acuerdes al extender la mano
que estás tocando la mano de todos los hombres.


("otra iglesia es imposible")

lunes, 5 de diciembre de 2016

Marianne Moore (1887/1972 )


En los días de color prismático



no en los días de Adán y Eva, sino cuando Adán
estaba solo; cuando no había humo y el color era
fino, no con el refinamiento
del arte primitivo, sino a causa
de su originalidad; sin nada que la modificara salvo la

niebla que subía, la oblicuidad era una varia-
ción de la perpendicular, simple de ver y
de explicar: ya no
lo es, ni tampoco la banda de incandescencia
azul-roja-amarilla, que era el color, conserva sus franjas; también es
una de

esas cosas en las que mucho de peculiar puede
leerse: la complejidad no es un crimen, pero llévenla
hasta el punto de lo
sombrío y nada es simple. Más aún,
la complejidad que se ha comprometido con la oscuridad, en vez de
reconocerse a sí misma

como la pestilencia que es, gira en torno
como para aturdirnos con la funesta
falacia de que la insistencia
es la medida del logro y de que toda
verdad debe ser oscura. Principalmente garganta, la sofisticación está
donde

siempre ha estado -en las antípodas de las grandes
verdades iniciales. "Una parte se arrastraba, otra parte
estaba a punto de arrastrarse, el resto
estaba aletargado en su cubil." En el avance espasmódico
de piernas cortas, en el gorgoteo y todas las trivialidades -tenemos
la clásica

multitud de pies. ¡Con qué propósito! La verdad no es Apolo
Belvedere, ni algo formal. La ola puede pasarle por encima si
quiere
Sepan que estará allí cuando dice:
"Estaré allí cuando la ola haya pasado".


("otra iglesia es imposible", trad. mirta rosenberg y hugo padeletti)

domingo, 4 de diciembre de 2016

Katherine Mansfield (1888/1923 )

Té de manzanilla


Afuera el cielo está encendido de estrellas
un hueco bramido llega del mar
¡Y qué pena las pequeñas flores del almendro!
El viento estremece el almendro.

Nunca imaginé un año atrás
en aquella horrible casucha de la ladera
que Bogey y yo estaríamos sentados así
tomando una taza de té de manzanilla.

Leves como plumas vuelan las brujas
el cuerno de la luna es fácil de ver
sobre una luciérnaga debajo de un junquillo
un duende tuesta una abeja.

Podríamos tener cinco o cincuenta años
¡Estamos tan cómodos, juiciosos, cercanos!
Bajo la mesa de la cocina
la rodilla de Jack oprime la mía.

Pero los postigos están cerrados el fuego está bajo
gotea la canilla con suavidad
las sombras de la olla en la pared

son negras y redondas y fáciles de ver.


("otra iglesia es imposible", trad. mirta rosenberg y daniel samoilovich)

sábado, 3 de diciembre de 2016

André Breton (1896/1966 )

La unión  libre


Mi mujer con cabellera de fuego de leña
Con pensamientos de relámpagos de calor
Con talle de reloj de arena
Mi mujer con talle de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer con boca de escarapela y de ramillete de estrellas de última magnitud
Con dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
Con lengua de ámbar y de vidrio frotados
Mi mujer con lengua de hostia apuñalada
Con lengua de muñeca que abre y cierra los ojos
Con lengua de piedra increíble
Mi mujer con pestañas de palotes que escriben los niños
Con cejas de borde de nido de golondrinas
Mi mujer con sienes de pizarra de techo de invernadero
Y de vaho en los cristales
Mi mujer con hombros de champagne
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer con muñecas de fósforos
Mi mujer con dedos de azar y de as de corazón
Con dedos de heno segado
Mi mujer con axilas de marta y de bellotas
De noche de San Juan
De alheña y de nido de escalarias
Con brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla de trigo y de molino
Mi mujer con piernas de cohete
Con movimientos de relojería y desesperación
Mi mujer con pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer con pies de iniciales
Con pies de manojos de llaves con pies de pajaritos que beben
Mi mujer con cuello de cebada sin perlar
Mi mujer con garganta de Valle de Oro
De cita en el lecho mismo del torrente
Con senos nocturnos
Mi mujer con senos de topera marina
Mi mujer con senos de crisol de rubíes
Con senos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer con vientre de despliegue de abanico de los días
Con vientre de garra gigante
Mi mujer con espalda de pájaro que huye vertical
Con espalda de azogue
Con espalda de luz
Con nuca de piedra de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en que se acaba de beber
Mi mujer con caderas de barca
Con caderas de araña y de plumas de flecha
Y de canutos de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer con nalgas de greda y de amianto
Mi mujer con nalgas de lomo de cisne
Mi mujer con nalgas de primavera
Con sexo de gladiolo
Mi mujer con sexo de yacimiento y de ornitorrinco
Mi mujer con sexo de alga y de bombones viejos
Mi mujer con sexo de espejo
Mi mujer con ojos llenos de lágrimas
Con ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer con ojos de sabana
Mi mujer con ojos de agua para beber en prisión
Mi mujer con ojos de bosque siempre bajo el hacha

Con ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego


("caína bella", trad. raúl gustavo aguirre)

viernes, 2 de diciembre de 2016

Ángel González (1925/2008 )

Estoy Bartok de todo


Estoy Bartok de todo,
bela
bartok de ese violín que me persigue,
de sus fintas precisas,
de las sinuosas violas,
de la insidia que el oboe propaga,
de la admonitoria gravedad del fagot,
de la furia del viento,
del hondo crepitar de la madera.

Resuena bela en todo Bartok: tengo
miedo
            La música
ha ocupado mi casa.
Por lo que oigo,
puede ser peligrosa.


Échenla fuera.


("life vest under your seat")


jueves, 1 de diciembre de 2016

Cristian Cottet (1955 )

Ella tomando desayuno



Ella tomando desayuno
parece un ave suelta entre las ramas
mirando de soslayo la otra mirada
que le sigue
ella tomando desayuno
sin ropas ni escondrijos
besando la taza con sus dedos
intentando decir algo que no sale
no es un adiós ni un buenosdías
ella tomando desayuno
despierta al barrio con su pelo
le digo que por favor
que no la olvido ni cuando está
frente a mi cara
tomando desayuno
ella sonríe también con sus dientes
un pan pide un pan con mermeladas
sus pies se enfrían de tanto mirarles
y ella descansa de la noche
descansa de los abrazos
no puedo más murmura
es hora de irnos no sé donde
es tiempo de morir para nosotros
y ríe de su lengua
y se enreda entre mis brazos
esta historia la recuperé de unos papeles
que sospechaba perdidos
y me viene un sollozo
no puedo llorar le digo
no importa
será para otra vez
quizás mañana
a la hora del desayuno
quizás mañana estemos solos en su cama
y no puedo soportar y lloro
de tanto
en tanto
lloro
sólo con verle
tomando desayuno.


("caína bellla")